jueves, 1 de febrero de 2007

24 BAILE OFICIAL

9 DIÁLOGOS:

Anónimo dijo...

(empiezan a sonar los primeros acordes; Lear se levanta, toma la mano de Therese y la invita, según protocolo, a bailar el vals de los novios)

-Vuestra mano, Reyna mía.
-Oh, mi rey, he quedado muda ante tanto despliegue inmerecido para mí.

(mientras bailan, el rey murmura al oído de la reyna, algunas de las ideas que tiene para la noche del himeneo. La reyna se sonroja por el tenor de las palabras del rey y sus atrevidos ofrecimientos, pero sonríe y disimula su azoramiento)

Anónimo dijo...

¡¡¡Qué apuesto es el Rey!!!

(Suspiran)

Anónimo dijo...

A quién saco a bailar, están todas con la agenda llena.

Anónimo dijo...

Cesa la música, hay un intermedio y comienzan de nuevo los sones...

Rafa dijo...

(...

Previa reverencia al regente y a las dignidades presentes, DLR se acerca a la Reina y le pide que bailen juntos una pieza...

Con la venia regia, y luego de avanzar hasta el centro del salón, una luz magistral los envolvió cuando se disponían a bailar.


(( El tiempo se congela, y todos los demás quedan inmóviles...!!! ))


Dada la gran luz dentro de la que se encontraban, en los ojos de DLR se reflejaba sólo el rostro de Therese; ni rastros del Salón, ni de los músicos, ni de palacio, nada...

Mientras DLR comenzó a hablarle al corazón de Therese, le salían de la boca tenues rayos de luz que no eran semejantes entre sí; por el contrario, la luz era de diversa clase y cada rayo vibraba con más excelencia y lozanía que el anterior, acariciando el bello rostro de ella.

Con cada sílaba, emergían de a uno en diferentes intensidades, acentuando las cálidas palabras que Therese escuchaba, sin temor ni agitación...

Cinco palabras escuchó Therese; a medida que las oía, iban quedando grabadas en su vestido, como bordadas con luz. Los bordes de las letras, iluminaban entonces el resto de la prenda ceremonial, definiendo sus bordes e irradiando sus límites, nítidamente...

Y sucedió que cuando DLR terminó de hablar, desde su pecho emergió un sonido, que a través de su carne y sus vestiduras, fue a dar de lleno al corazón de Therese y ahí se detuvo...

…era este sonido muy parecido al estallido de la creación, pero casi como menguando.

Y era su viajar entre los dos cuerpos, una mezcla de partículas magentas y púrpuras en permanente colisión.

Entonces, DLR besó a Therese en la mejilla, amarró en sus muñecas ambos extremos de un hermoso velo de fina gasa, y se desvaneció ante su mirada mientras abandonaba la luz que los envolvía y dirigía sus pasos hacia fuera del Gran Salón...


((El tiempo vuelve a correr, y aparecen el resto de los invitados al baile, ya moviéndose. La luz que envolvía a Therese, ya no estaba ahí en palacio...))


Therese quedó sola al centro del salón, sonriente, con un velo entre sus manos y con el ruedo de su vestido escrito alrededor, con la siguiente inscripción:


" Mi amor no tiene ego "


...)

Bufón de la Corte dijo...

.
Como no sabe bailar el vals,
se sienta y observa
la belleza de la fiesta.
.
Deleitado en los nítidos acordes
y en el movimiento gracioso de los cuerpos
observa los revuelos y requiebros.
.
El Bufón está feliz
porque la historia
que inició
hace tan poco
y que parece una eternidad,
está llegando
plácida y alegremente
a buen fin.
.
Se siente rico
y se siente
el Rey
de sí mismo.
.

Anónimo dijo...

Recordad: "el amor no tiene ego"

Anónimo dijo...

(Desatando la soga de seda beige que el ubicuo DLR le había atado a la Reina en un imposible congelamiento del tiempo que sólo está en su delirante mente de poeta, que no es otra que la soga con la que Lear usó cegado por los malos consejos de los celos, con la Reina cuando aún era Doncella, le ciñe la frente con un pañuelo carmesí de Oriente, relago de su viejo amigo Harún-Al Rashid, quién le enseñó el libro de Las mil y otra noche y sus secretos de amores y aventuras. Lear no necesita detener el tiempo para introducir su mano espiritual en el corazón de la Reina y extraerle las engañosas tretas de DLR y dejar, latiendo como sístoles y diástoles hermanados, el único ritmo del amor: la fusión eterna de un pulso que sólo se logra de a dos. Baila con su mejilla barbada, roja, irritando la blanca y tersa mejilla de la Reina y piensa: si amor no tiene ego no tiene corazón: el amor es la suma de dos egos que laten al unísono y ritman con las rimas del universos, y para ser uno, tienen que fundirse con sus historias, memorias, deseos, requiebros y dolores... sólo así el ego se hace eso que llamamos amor en el abrazo de los cuerpos.

(Y como Rey se reserva tal vez su última acción monárquica y soberana de esta historia: como un director cinematográfico, hace queden fundidos en una sola silueta todas las parejas que bailan, y la luz del recinto real se va difuminando lentamente, borrando todos los contornos, in ralentí, hasta quedar sólo iluminados su rostro y el de Therese, que a su vez entran el uno en el otro, y quedan superpuestos en un primer plano, tras el cual se ve palpitar una noche estrellada. El Rey acerca sus labios al oido de la reina y le susurra la única palabra que sirve de sortilegio con la mujer amada, y que no es secreto, no es enigma, no es magia, ni poder, ni siquiera un ingenio recién urdido, sino una palabra arcaica, antigua como las eras, puesta en la boca de los primeros filósofos para explicar la razón de ser del Mundo:

-AMOR....

Anónimo dijo...

y si hay una canción que puede cerrar esta secuencia, es Elvis cantando en Wild at Heart...